Indice
I-Comtesse
II-Archipel
III-Sotopòrtego
IV-Norte
V-Carnaval de invierno
VI-Perce-neige
VII-Fénix
VIII-Escindida
IX-La Calle de los Hacedores de Espejos
X-La seda de Mawangdui
XI-Reclinatorio
XII-Sanct'Elmo
XIII-Muérdago
XIV-Rue de la Glacière
XV-Antenaria
XVI-Yegua tronza
XVII-Desbandada
XVIII-Ciel de lit
XIX-Suzhou
XX-La dorveille
XXI-Salt & sand
XXII-Japón
XXIII-Nictálope
XXIV-Aymoré
XXV-Sci-Fi
XXVI-La noche de Dios
XXVII-Winterken
XXVIII-Kydym
XXIX-Nessun dorma
Epílogo: Arremetiose Morilla
Comtesse
Mimar la nata que protege el vino.
Verterle vino joven,
sangre nueva,
al velo en flor.
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Archipel
Quien sollozo padece,
quien por razón
de melancolía desmaya,
bebe del pozo de sulfuro,
del hondo pozo verde de las islas
y luego ríe.
Ríe vapores hilarantes
y el mar se sube en vahos.
Ríe polvos urticantes, carmesíes
y su piel escaldada
muere de sed.
Hijo del rey.
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Sotopòrtego
Sobre la cuna del trineo
se alista el nauta.
Túnel de hielo,
besos de cuchillo.
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Norte
En cortejo de trineos
al extremo Norte se nos llevará,
allí donde palacios de viento cortante,
casas con paredes de viento cortante
guarecen idiotas,
lo que es decir que en realidad los matan:
los matan de frío
o los matan de amor.
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Carnaval de invierno
Anochece.
Amortece.
Cuerpos tallados en el hielo
a destajo.
Angulosas figuras humanas
iluminadas de azul.
Alguien procede ahora como entonces.
Alguien
prepara el instrumental.
Evisceración de escarcha y agua.
Desmembramiento de arcángeles.
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Perce-neige
Uno de esos coches
que parecen navíos de oro blanco.
(Yo vengo de un país de coches viejos).
Uno de esos coches
que pasan sigilosos por la tarde
y huelen a sudor,
cuero y azúcar.
Una de esas patrullas,
de esas carrozas de cortejo
que pasan lentas por las calles
casi vírgenes,
y ni siquiera se detienen
o se desvían
al ver el cuerpo desnudo, abierto,
sobre el asfalto.
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Fénix
El arrendajo,
la aguzanieves.
El observador
de los pájaros del río.
El cardenal sin ojos
que inútilmente se golpea en mi ventana,
incandescente,
desesperado.
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Escindida
Abducida,
vendida como esclava,
nacida de una ablación glaciar.
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La Calle de los Hacedores de Espejos
Alguien me vuelca en el pecho
pequeños vasos de absenta,
dedales.
Los rostros siempre cambiantes
de los maridos de Zoe.
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La seda de Mawangdui
Las estrellas escoba,
estrellas viles,
son antorchas del cielo,
y la luna mi plato de leche.
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Reclinatorio
Anegado,
incendiado,
sin aliento,
cayendo
arrodillado,
rogando
sobre mí.
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Sanct'Elmo
Sangre embriagada,
natura enmascarada,
sombrío carnaval de infatuación.
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Muérdago
Frío mordiente,
dolor excruciante,
exhilarante expresión de deseo.
--
Rue de la Glacière
Es el hielo y no otra cosa
lo que avanza con insidia,
expugnando nuestras tierras secretas:
la inocultable,
la insoslayable,
la aterradora falta de amor.
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Antenaria
Atraviesa furiosa los espejos
helados, incontables,
con el rostro cubierto de red negra.
--
Yegua tronza
Sin orejas,
de rotas herraduras.
¿Alguien vio por aquí un animal blanco?
Sin orejas,
de rotas herraduras.
¿Alguien sabe dónde acaba este reino?
--
Desbandada
Serpientes de polvo de nieve
en todas direcciones,
con sus vientres pegados a la tierra.
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Ciel de lit
Dosel,
vapor,
cielo de leche.
Velo y corona
del tiempo entredormido.
Suave calesa,
xilófono del aire,
glissando.
Molduras,
filigrana,
árbol de nieve.
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Suzhou
En el lago del este
beberemos licores de arroz,
morderemos limpias sedas
y así consumaremos
el placer que nos estaba deparado
y que veníamos denegándonos
desde siempre.
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La dorveille
Dulcémele,
adormidera en el pelo,
lenta canción de la duermevela.
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Salt & sand
A la tumba del gigante,
toda cubierta de flores blancas.
(Florecimiento garantido antes de mayo
o le devolvemos su dinero).
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Japón
Globos de papel de seda,
esferas de estrella.
Sal marina
girando en los ciclones.
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Nictálope
Yo me interno
a la encandilada
en secretas orillas.
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Aymoré
Hay, en la noche,
ocarinas,
almendros en las veredas
y tres calas como dentellones,
fila india
de goce sobre el mar.
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Sci-Fi
Sonrieron los nautas:
no había depredadores en el planeta.
En él se adormilaron.
(Pero el depredador era el planeta,
y en menos de lo que canta un cisne
los tragó).
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La noche de Dios
Ya la casa refulge.
Ya las reinas llegaron
y todo vuelve a ser
como debió haber sido
siempre.
Los niños tienen leche.
Deliran de placer los animales
y fulguran los bronces.
Nada ha ocurrido aquí.
Fue todo un sueño raro,
porque a veces lo inanimado sueña
(raras visiones, ideas de mármol,
caras frías en la noche de Dios).
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Winterken
Río del cielo,
plumas y agujas de hielo suave,
leche en espuma,
estela profunda del trineo.
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Kydym
Gatos de oro en el pelo
y un plato de piedra
con semillas de coriandro.
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Nessun dorma
La pequeña medusa
se envuelve en su piel de hambre
y duerme sola,
húmeda de luz.
Su medusa nodriza, su aguaverde,
la despierta a cada hora
para recordarle que está viva
y que mañana hay que adrizar las naves.
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Epílogo
Arremetiose Morilla y comiéronla los lobos.
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Montevideo, 2014.