Cena del rey (2005)


cena del rey. f . En Navarra y Aragón, tributo que se pagaba al rey para su mesa, y que equivalía al que en Castilla se pagaba con el nombre de yantar.


Indice


I-La reina de Java

II-Todas las listas

III-Si te gusta, bien

IV-Brida

V-Flor y nata

VI-Brindis

VII-Polvo carmesí

VIII-Sales de plata

IX-Levítico

X-Bufo vulgaris

XI-Solaz

XII-Adviento

XIII-Infantil

XIV-Vos

XV-Comando

XVI.Punta Rasa

XVII-Matriz

XVIII-Cajas

XIX-Cena blanca

XX-Canciones húngaras

XXI-Conserva

XXII-Un placer

Epílogo: autoreverse

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La reina de Java


Lo que voy a hacer es otra cosa

(ahora estoy,

ahora no estoy).

Voy a empezar por anotar palabras

y luego me someteré a mis mundos.


Lo que voy a hacer es otra cosa.

Voy a dejarme devorar por una sierpe

con olor a tinta, a droga y a cieno.

La invitaré a penetrarme

con su silbido de atleta,

con su zigzag

viril y platinado.


Voy a dejarme poseer por su alma

o por su cuerpo, que es la misma historia.

Es el lugar del horror,

el lugar del libro.


Garza es la sangre entre mis dedos.


Soy la reina de Java.

Soy sexual como un falo de papel,

como un faro de niebla,

según consta en actas.


Gozo aún de inmunidad

y lo que voy a hacer es lo de siempre.

--


Todas las listas


Quiero una bandeja de plata

para la cabeza del rey muerto,

rey puesto, rey enhiesto.


Cabeza de vacas flacas,

cabeza de cabra con higos turcos,

cabeza de flecha,

de sexo, 

de novia.


La comitiva

del rey se espanta:

el rey se muere.

El rey, mi quema.


Tu cabeza de todas las listas.

Tu cabeza en mi pecho,

ya acabada.

--


Si te gusta, bien


No estás aquí para ver los grabados.

No encenderé la luz. No prepararé los óleos.

¡Ah, víctima propicia a mis desmanes,

cascarita de cacao, vela de miel!

--


Brida


La mano de la rienda,

la mano que decide

da al pezón rosa claro

la forma de su hambre.

--


Flor y nata


Una rusa con traje de piel,

helado almizcle junto al corazón.


Picos nevados,

picos besados,

paisaje de montaña mágica.

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Brindis


Sexo no consentido.

Violado vino en las comisuras

de copas muertas.

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Polvo carmesí


Espejillo y serrín en el suelo.

Azafrán y cinabrio.

Sangre mía

para la cena del rey.

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Sales de plata


Aplicar un cuerpo:

hermosa técnica.

Obturar para dibujar en luz.

Me infligiste tus carnes

como un bálsamo horrible.

"Me aplicaste tu hielo",

me decías.

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Levítico


Emasculado,

humillado,

el animal

no sabe y ya no siente.

Y la puerta del rey está abierta,

abierta para siempre

la Puerta del Buey.


Así habrá él de morir,

consagrado

que no a la concupiscencia de la carne

sino a los santos oficios,

a las santas maneras

de quien dijera en hebreo

"Es lo que hay".


("No siente dolor", anotaban, admiradas,

las madres buenas, las duramadres).

--


Bufo vulgaris


Lengua morada,

lengua de sapo,

lengua muerta.


Beso tu lengua fría y tiemblo

otra vez.


Tu lengua me crea,

tu boca me muerde feroz y acuciante.


(Niño feliz, niño feliz que colgaba de un árbol,

boca abajo, añil, era la hora clara.

Él vivió en el desierto y en la nieve).

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Solaz


Profanaron el palacio del rey muerto.

Se regodearon en sus terciopelos mudos.

Se solazaron

en los pezones de sus mujeres

colgadas vivas de las mazmorras,

azules como canarios.

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Adviento


Me avengo a tus condiciones.

Venid y vamos todos.

¡Venida!

¡Venida!

¡Venida!

Tu procaz adviento.

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Infantil


Zona de estupor:

ni siquiera duele,

ya no existe.

Está pero ni siquiera duele

o no está pero duele un dolor fantasma

del miembro ido --tensa, inmóvil lo esperabas.

Tenso, liso, de tersura infantil

era su sexo--.

--


Vos


Tu cuerpo helado,

inerte,

vacío.


El espacio dejado

por tu cuerpo.


Tus ojos cerrados,

tu voz nula,

tus lunares,

tus dedos,

tu corazón inmóvil.


Vos,

el único,

el restante:

ojalá no descanses en paz.

--


Comando


Ya tus licores desahumados,

ya no.

Comando: desayuntar.

Etapa: descabalgamiento.

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Punta Rasa


Aquí yace el hombre de agua,

en el círculo cubierto de canoas,

junto al circo que ya se va.


Así quedamos,

en medio de la arena,

como en la propia noche de los fuegos.


Él me pregunta

si estamos en la Punta Rasa,

la punta roma

cerca de mi voz.

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Matriz


De nuevo te quiero,

de nuevo te prohijo.


Te invito,

te albergo en casa de mis muertos,

en mi matriz de letras:

no tengo otra.

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Cajas


La caja del cuerpo,

un marco de hueso.

La caja negra de tu viaje.


Tu caja de seda,

los cofres nupciales,

tu cuadro velado en la sala.


La boca de la verdad,

corona sobre tu sexo.


La caja que escondo. El orín

del rey en los jardines.

La lluvia de sal.

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Cena blanca


Quería elegir el manto,

la esclavina de seda,

pero ya bajo, ya corro, 

ya me acorazo, me habillo.


Alguien me toca

con peine envenenado,

con pasador de hueso.

Si ya me iba...


 Vías carrozables.

Calabaza

de los ojos sangrantes.

La lucerna vidriada.


Otra vez yo.

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Canciones húngaras


Canciones húngaras

agudas como tangos

perdidas en un patio sin rescoldo,

por si tuviéramos cuerpo esta noche,

por si fuéramos un cuerpo

que se devora a sí mismo.


Pero no fuimos más que piel de vírgenes,

huesos de payasos en la arena,

patios de sol horrible a quemarropa,

un grito

de carne esclavizada.

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Conserva


Te tengo en formaldehído,

alquitrán y plumas.


(¿Qué es este frasco que hay en el armario?)

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Un placer


A galeras,

a la noria,

a las ocho horas,

a los polvazales.


--Ha sido un placer, realmente.

--No nombres a Dios en vano, hijo.

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Epílogo: autoreverse


¡Acabáramos!

Al cabo,

¿qué es el deseo sino esto?

Querer saber qué te gusta,

qué vas a tocar primero,

queres saber

qué vas a tomar.

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Inédito. Mención de honor en el Concurso Literario Municipal de Montevideo, edición 2005.