cena del rey. f . En Navarra y Aragón, tributo que se pagaba al rey para su mesa, y que equivalía al que en Castilla se pagaba con el nombre de yantar.
Indice
I-La reina de Java
II-Todas las listas
III-Hinojo
IV-Si te gusta, bien
V-Aquende
VI-Brida
VII-Flor y nata
VIII-Señal
IX-Brindis
X-Polvo carmesí
XI-Sales de plata
XII-Moloch
XIII-Levítico
XIV-Bufo vulgaris
XV-Solaz
XVI-Nailed
XVII-Adviento
XVIII-Infantil
XIX-Vos
XX-Comando
XXI.Punta Rasa
XXII-Matriz
XXIII-Cajas
XXIV-Cena blanca
XXV-Canciones húngaras
XXVI-Numismática
XXVII-Exequias
XXVIII-Conserva
XXIX-Un placer
Epílogo: autoreverse
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La reina de Java
Lo que voy a hacer es otra cosa
(ahora estoy,
ahora no estoy).
Voy a empezar por anotar palabras
y luego me someteré a mis mundos.
Lo que voy a hacer es otra cosa.
Voy a dejarme devorar por una sierpe
con olor a tinta, a droga y a cieno.
La invitaré a penetrarme
con su silbido de atleta,
con su zigzag
viril y platinado.
Voy a dejarme poseer por su alma
o por su cuerpo, que es la misma historia.
Es el lugar del horror,
el lugar del libro.
Garza es la sangre entre mis dedos.
Soy la reina de Java.
Soy sexual como un falo de papel,
como un faro de niebla,
según consta en actas.
Gozo aún de inmunidad
y lo que voy a hacer es lo de siempre.
--
Todas las listas
Quiero una bandeja de plata
para la cabeza del rey muerto,
rey puesto, rey enhiesto.
Cabeza de vacas flacas,
cabeza de cabra con higos turcos,
cabeza de flecha,
de sexo,
de novia.
La comitiva
del rey se espanta:
el rey se muere.
El rey, mi quema.
Tu cabeza de todas las listas.
Tu cabeza en mi pecho,
ya acabada.
--
Hinojo
Necesito la acción de los hidrantes,
las neviscas al hilo del día,
el sabor del hinojo marino,
la envarada sandez de tu deseo.
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Si te gusta, bien
No estás aquí para ver los grabados.
No encenderé la luz. No prepararé los óleos.
¡Ah, víctima propicia a mis desmanes,
cascarita de cacao, vela de miel!
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Aquende
En esta cama de galgos,
en este tálamo turbio,
engullo tu carne cediza,
y es mi cena de reina,
y es mi colmo.
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Brida
La mano de la rienda,
la mano que decide
da al pezón rosa claro
la forma de su hambre.
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Flor y nata
Crema poética
hecha de té lactal,
de leche de varón
sobre las cumbres.
Una rusa con traje de piel,
helado almizcle junto al corazón.
Picos nevados,
picos besados,
paisaje de montaña mágica.
Una rusa sin samovar.
Una rusa rioplatense.
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Señal
Dentellea,
deja su cruz granate.
Sus dientes huecos calan la retícula.
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Brindis
Sexo no consentido.
Violado vino en las comisuras
de copas muertas.
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Polvo carmesí
Espejillo y serrín en el suelo.
Azafrán y cinabrio.
Sangre mía
para la cena del rey.
--
Sales de plata
Aplicar un cuerpo:
hermosa técnica.
Obturar para dibujar en luz.
Me infligiste tus carnes
como un bálsamo horrible.
"Me aplicaste tu hielo",
me decías.
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Moloch
Amo de leche,
mudo oficiante
en la tiniebla de Semana Santa.
--
Levítico
Emasculado,
humillado,
el animal
no sabe y ya no siente.
Y la puerta del rey está abierta,
abierta para siempre
la Puerta del Buey.
Así habrá él de morir,
consagrado
que no a la concupiscencia de la carne
sino a los santos oficios,
a las santas maneras
de quien dijera en hebreo
"Es lo que hay".
("No siente dolor", anotaban, admiradas,
las madres buenas, las duramadres).
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Bufo vulgaris
Lengua morada,
lengua de sapo,
lengua muerta.
Beso tu lengua fría y tiemblo
otra vez.
Tu lengua me crea,
tu boca me muerde feroz y acuciante.
(Niño feliz, niño feliz que colgaba de un árbol,
boca abajo, añil, era la hora clara.
Él vivió en el desierto y en la nieve).
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Solaz
Profanaron el palacio del rey muerto.
Se regodearon en sus terciopelos mudos.
Se solazaron
en los pezones de sus mujeres
colgadas vivas de las mazmorras,
azules como canarios.
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Nailed
Tu uña de guitarrista,
córnea, corva,
con decisión apuntando
a mis vergüenzas.
--
Adviento
Me avengo a tus condiciones.
Venid y vamos todos.
¡Venida!
¡Venida!
¡Venida!
Tu procaz adviento.
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Infantil
Zona de estupor:
ni siquiera duele,
ya no existe.
Está pero ni siquiera duele
o no está pero duele un dolor fantasma
del miembro ido --tensa, inmóvil lo esperabas.
Tenso, liso, de tersura infantil
era su sexo--.
--
Vos
Tu cuerpo helado,
inerte,
vacío.
El espacio dejado
por tu cuerpo.
Tus ojos cerrados,
tu voz nula,
tus lunares,
tus dedos,
tu corazón inmóvil.
Vos,
el único,
el restante:
ojalá no descanses en paz.
--
Comando
Ya tus licores desahumados,
ya no.
Comando: desayuntar.
Etapa: descabalgamiento.
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Punta Rasa
Aquí yace el hombre de agua,
en el círculo cubierto de canoas,
junto al circo que ya se va.
Así quedamos,
en medio de la arena,
como en la propia noche de los fuegos.
Él me pregunta
si estamos en la Punta Rasa,
la punta roma
cerca de mi voz.
--
Matriz
De nuevo te quiero,
de nuevo te prohijo.
Te invito,
te albergo en casa de mis muertos,
en mi matriz de letras:
no tengo otra.
--
Cajas
La caja del cuerpo,
un marco de hueso.
La caja negra de tu viaje.
Tu caja de seda,
los cofres nupciales,
tu cuadro velado en la sala.
La boca de la verdad,
corona sobre tu sexo.
La caja que escondo. El orín
del rey en los jardines.
La lluvia de sal.
--
Cena blanca
Quería elegir el manto,
la esclavina de seda,
pero ya bajo, ya corro,
ya me acorazo, me habillo.
Alguien me toca
con peine envenenado,
con pasador de hueso.
Si ya me iba...
Vías carrozables.
Calabaza
de los ojos sangrantes.
La lucerna vidriada.
Otra vez yo.
--
Canciones húngaras
Canciones húngaras
agudas como tangos
perdidas en un patio sin rescoldo,
por si tuviéramos cuerpo esta noche,
por si fuéramos un cuerpo
que se devora a sí mismo.
Pero no fuimos más que piel de vírgenes,
huesos de payasos en la arena,
patios de sol horrible a quemarropa,
un grito
de carne esclavizada.
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Numismática
Dedo tenso, falaz,
entre las costillas vencidas
del rey de bastos.
Moneda de vellón
mojada en plata.
El rey hizo acuñar su entraña azul.
--
Exequias
Puerta de la oquedad que en mí te guarda luto,
casa del santo sin nombre a quien me negué,
y bendito sea el instante, hombre de toda broza,
bendita sea la hora de tu amortajamiento.
--
Conserva
Te tengo en formaldehído,
alquitrán y plumas.
(¿Qué es este frasco que hay en el armario?)
--
Un placer
A galeras,
a la noria,
a las ocho horas,
a los polvazales.
--Ha sido un placer, realmente.
--No nombres a Dios en vano, hijo.
--
Epílogo: autoreverse
¡Acabáramos!
Al cabo,
¿qué es el deseo sino esto?
Querer saber qué te gusta,
qué vas a tocar primero,
querer saber
qué vas a tomar.
--
Inédito. Mención de honor en el Concurso Literario Municipal de Montevideo, edición 2005.